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Siervas de Maria Antillas

Rd 931 Km 4.7 Barrio Navarro, Gurabo, Puerto Rico
Catholic Church

Description

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Siervas de María, Ministras de los Enfermos El celo apostólico que anima nuestra vida consagrada, nos impulsa a dar, en un mundo tan materializado, el testimonio prioritario y supremo de amor al Señor, y el de disponibilidad, pobreza personal y desinterés material en nuestro ministerio que, junto con la caridad solícita y el sacrificio de nuestro descanso, constituyen hoy una predicación elocuente capaz de tocar el corazón de todos.

Para mejor cumplir nuestra misión en su totalidad, nos capacitamos como religiosas y como enfermeras mediante una formación espiritual, humana y profesional, convenientemente actualizada que potencie nuestros servicios. Nuestro gran anhelo es ser instrumentos dóciles de la gracia y caridad de Dios hacia los que sufren.

Nuestra caridad asistencial se extiende en:

• Servicio nocturno y diurno preferentemente en los domicilios
• Servicio diurno en forma organizada a varios enfermos en sus domicilios
• Clínicas y hospitales
• Dispensarios y ambulatorios
• Centros para enfermos crónicos y convalecientes.

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El pasado sábado 18 de noviembre se inauguró y se bendijo la capilla de las Siervas de María Ministras de los Enfermos en Holguín, Cuba, al tiempo que se celebraba el 25 aniversario de presencia de esta comunidad en la diócesis. Agradecemos al Señor y a todos los que hicieron posible esta obra. Pedimos que el templo espiritual también se mantenga cimentado en la roca firme que es Jesucristo, con espíritu misionero y alegre.

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Muchas gracias, Oscar Suárez, por el envío y por la memoria. Gracias.

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Muchas gracias Nidia y Bodeguita de los Dulces, por traernos los frascos junto con unas deliciosas golosinas... ¡Dios les bendiga a todos los que con generosidad se convierten en bendición para otros!

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Hace unos momentos en la Eucaristía de nuestra comunidad de Gurabo, con SER Monseñor Eusebio Ramos, Padre Cano, Padre Chepe, Hijos Laicos y demás amigos de la comunidad.

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Este fin de semana hemos recibido a nuestras aspirantes. Karen, en Ponce y Belgine, Loudjina y Geralda, en Port Margot, Haití. De La Habana y Santiago aún no tenemos fotos... Oremos para que respondan al Señor que las llama con alegría y fidelidad.

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Ayer, Madre Ángeles Sánchez, celebró los 50 años de vida consagrada como Sierva de María Ministra de los Enfermos. Presidió la Eucaristía, Mons. Emilio Aranguren, en nuestra casa de Holguín, Cuba. Les dejamos algunos apuntes de su magnífica homilía: Hermanos y hermanas, estamos en familia. Se han unido a nosotros varias Hermanas venidas de Matanzas y Camagüey con sus acompañantes. También varios sacerdotes de la Diócesis y otras religiosas y miembros de varias comunidades. ¡Sean todos bienvenidos! Y en familia estamos haciendo fiesta. ¡Es una celebración festiva! La razón es de todos sabida. Es también el motivo que ha traído hasta aquí a los visitantes. El pasado 2 de julio, Sor Ángeles (Sánchez Ibáñez) cumplió 50 años -las Bodas de Oro- de haber hecho sus compromisos de consagración a Dios como Sierva de María, Ministra de los Enfermos. De esos 50 años, Sor Ángeles ha vivido en Cuba 37. Y de ellos, casi 9 en Holguín (en dos momentos distintos). Ella ya dio gracias a Dios por su fidelidad a los votos emitidos. Hoy, nosotros, damos gracias a Dios por ella y por lo que ella significa para nosotros, en esta comunidad de Nuestra Señora de la Salud del Reparto “Alcides Pino”, y como Sierva de María en nuestra Diócesis de Holguín. Por eso está el Obispo presidiendo esta Eucaristía. No por amistad, no por cortesía, sino porque “somos Iglesia”; y esta fidelidad a Dios, al carisma congregacional y a Cuba ¿quién lo valora y quién lo agradece? La Iglesia ¡Nosotros! Qué feo es ver comunidades en las que 10 o 12 jóvenes y adultos reciben la Confirmación. Y hay miembros de esa comunidad que van a otra Misa, el mismo día y en el mismo templo, y cuando se les pregunta que por qué no fueron a la celebración, contestan: no me enteré o no me interesa. ¡Pensar así no es pensar como miembro de la Iglesia! Y ¿por qué damos gracias por Sor Ángeles? Y contestamos: porque es buena, atenta, sacrificada, sencilla, discreta, cariñosa, generosa, humilde. Por todo esto y aún por más. Pero, de acuerdo a lo que escuchamos en la primera lectura (1 Re. 3,5.7-12), hoy le damos especiales gracias a Dios porque Sor Ángeles, sin ser reina como lo fue Salomón, hace 50 años le pidió a Dios lo mismo que Salomón, ¡y Dios se lo ha concedido! No pidió triunfo, ni fama, ni bienestar. Seguramente que ella le dijo: “Dame la sabiduría que necesite para ser una buena Sierva de María, junto a mis hermanas con quienes conviva en comunidad”. Y como así ha sido, estamos dando gracias a Dios. Además, hoy damos gracias a Dios por Sor Ángeles, no porque ella es grande, ni porque sabe mucho, ni porque no regaña, ni porque es muy trabajadora, sino que estamos dando gracias a Dios porque, al igual que escribió San Pablo a los Romanos (en la 2ª lectura: Rom. 8,28-30), Sor Ángeles reproduce para nosotros -quienes la conocemos- y, de manera especial, a los enfermos y necesitados que ella acoge, atiende, escucha, orienta, cura y ayuda, la imagen del rostro de Cristo. Sor Ángeles refleja con su testimonio de vida la imagen de Jesucristo manso, humilde y misericordioso. Y también damos gracias a Dios porque, en el mundo hay muchas personas que van a las tiendas, a las boutiques, a los glamorous buscando la marca del cocodrilo de Lacoste, o el perfume de Varon Dandy, o una sortija con una piedra de topacio o de rubí, … y compran bufandas de piel, zapatos con tacones con punta, uñas y pestañas artificiales ... y todo eso lo hacen para atraer a los que buscan “joyas” que, después, al paso de los años, las engavetan, la venden o la abandonan. Sin embargo, nosotros, estamos aquí para dar gracias a Dios porque Sor Ángeles, cuando se planteó cuál iba a ser el proyecto de su vida, se encontró con el amor de Jesucristo y, entonces, “lo dejó todo”, … “todo lo estimó basura” (como escribió San Pablo), … “lo vendió todo”, como escuchamos en el texto evangélico que fue proclamado (Mt. 13,44-52) y se entregó a Jesucristo totalmente, desde las raíces (radicalmente) en cuerpo, corazón y alma. Por eso se consagró a Dios haciendo tres votos: el de virginidad, el de pobreza y el de obediencia. Hoy, nosotros, después de 50 años de aquel día, nos damos cuenta que ese amor nunca Sor Ángeles lo ha engavetado, ni lo ha dejado empolvar ni enfriar, tampoco ha permitido que se contamine. Hoy damos gracias a Dios porque ese amor que le profesó Sor Ángeles a Jesucristo la mantiene con la misma alegría, con la misma disposición, con la misma entrega bajo el signo de una permanente y espontánea sonrisa. Qué bonito se oía a los jóvenes cantar el Aleluya, cuando decían: “Por esa gente que vive y que siente en su vida el amor”… “esa gente es feliz porque vive muy cerca de Dios”. Es lo que estamos celebrando y por lo que estamos dando gracias, ya que esa ha sido la vida de Sor Ángeles a lo largo de estos 50 años. Por eso, ¡Gracias, Papá-Dios, por poder celebrar con ella los 50 años de vida religiosa de la Madre Ángeles como Sierva de María! ¡Gracias, Siervas de María, por acompañar a Sor Ángeles en esta fiesta, que es de ustedes! ¡Gracias, Madre Ángeles, por dejarse querer sin tiquismiquis, con naturalidad y limpieza de corazón! ¡Qué regalo tan grande para nuestra Diócesis sería que unas cuantas jóvenes se preguntaran: “Si Sor Ángeles tuvo 18 o 22 años como yo, cuando le hizo caso a la perla que significó para ella el amor de Jesucristo, ¿Por qué yo no?”!

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