Parroquia Sagrada Familia De Yopal
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Un espacio de encuentro de la comunidad parroquial y de aquellos que comparten la experiencia de Dios a través de los medios al servicio del evangelio
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facebook.comEvangelio Lunes 26 de Marzo Juan 12, 1-11 Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: «¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella. Entonces dijo Jesús: «Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán». Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús. Reflexión María, la hermana de Lázaro, en el pasaje que hemos leído, busca manifestarle a Jesús su amor, dándole lo mejor que tiene, lo más precioso, lo más caro; no escatima nada cuando se trata del Señor. En estos días santos, días en los que muchos aprovechan para descansar, debemos aprender de María, a darle a Jesús lo mejor, no sólo de nuestras cosas físicas sino de nuestro tiempo. No dejemos que nuestro descanso nos lleve a no darle importancia a esta semana tan importante en la que recordamos y volvemos a vivir, con toda la comunidad cristiana, los misterios de nuestra redención. Es importante descansar, pero hay que hacerlo como lo hacía la familia de Lázaro: "Con el Señor". Como la familia de Lázaro, invitemos a Jesús a nuestras vacaciones y a nuestro descanso. Que Él sea el huésped de honor de nuestras vacaciones, démosle su lugar y aún más, lo mejor de nosotros. Manifestemos también en nuestro descanso que somos amigos y seguidores de Jesús. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Sábado 24 de Marzo Juan 11, 45-56 En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: "¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación". Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca". Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la decisión de matarlo. Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a otros: "¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?" Reflexión Cada vez que leo este pasaje del Evangelio me llama la atención hasta qué punto pude llegar la ceguera y la envidia de alguien. El comentario de los sumos sacerdotes y del sanedrín me parece realmente sin sentido: "Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación". El problema, en el fondo, no es que los romanos fueran a destruir el templo, sino que "todos van a creer en él." Es realmente impresionante hasta dónde podemos engañarnos nosotros mismos y ser capaces de actos tan viles como la muerte de un inocente cuando nuestros intereses se ven afectados. Esto es importante en nuestra vida, pues situaciones parecidas se pueden presentar en nuestra vida en donde podemos escudarnos detrás de principios religiosos", en bien de la Iglesia" para no perder nuestra posición social, un puesto determinado, y sobre todo, nuestro status" dentro de una parroquia o grupo religioso. Es necesario abrir los ojos y ver, como dice san Pablo, que todo coopera para el bien de los que aman a Dios". No te escudes nunca detrás de parapetos religiosos, lo más seguro es que lo que vayas a hacer sea en contra del mismo Dios o de su Iglesia, producto de tu ceguera espiritual. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Viernes 23 de Marzo Juan 10, 31-42 En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: "He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?" Le contestaron los judíos: "No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios". Jesús les replicó: "¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: 'Soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre". Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos. Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ninguna señal prodigiosa; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad". Y muchos creyeron en él allí. Reflexión Cuando la vida del cristiano transcurre con demasiada tranquilidad, es muy posible que nuestro testimonio cristiano no esté siendo muy creíble a los ojos de los demás. Nuestras obras dan testimonio, o deben darlo, de nuestra personalidad cristiana pues, al igual que Jesús, nosotros realizamos las obras que él mismo realizó, a fin de llevar a cabo el proyecto del Padre para nuestro mundo. No se trata pues de hablar tanto, sino de mostrar con nuestra propia vida que pertenecemos a Cristo, que su camino es nuestro camino, que sus proyectos son los nuestros. En fin, que ya no somos nosotros los que vivimos sino que es Cristo quien vive en nosotros. ¿Tus proyectos son los de Cristo? Y si lo son, ¿los defiendes y realizas con todo tu corazón? Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Jueves 22 de Marzo Juan 8, 51-59 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre". Los judíos le dijeron: "Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: 'El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre'. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?" Contestó Jesús: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: 'Es nuestro Dios', aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello". Los judíos le replicaron: "No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?" Les respondió Jesús: "Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy". Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo. Reflexión Uno de los grandes problemas de nuestro mundo moderno es la falta de fidelidad. Con una facilidad asombrosa nos cambiamos de marca, de automóvil, de trabajo. Esto se extiende a la vida matrimonial en donde muchas parejas cristianas, desde el momento de su matrimonio ya consideran la posibilidad del divorcio olvidándose de las promesas ante al altar. Igualmente, muchos hermanos, con facilidad se dejan conducir por doctrinas extrañas olvidándose de las promesas bautismales y del credo que durante años han profesado en la Eucaristía. Y es que ser fiel no es fácil, implica en ocasiones arriesgarlo todo. Ser fiel a la palabra de Dios, sobre todo en cuestiones sociales, en nuestro testimonio diario, o en la vida matrimonial, puede implicarlo todo, incluso la misma vida, como en el caso de Jesús. Si algo se valora de un servidor es que sea "fiel", que sea capaz de sostener la palabra dada aun a costa de la propia vida. Para ellos, para los que han sido fieles, Jesús promete la vida que no acaba jamás. Preparémonos para reafirmar nuestras promesas bautismales en la Vigilia de Pascua. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
“Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu”. Vivamos con fe, ésta Semana Santa.
Evangelio Miércoles 21 de Marzo Juan 8, 31-42 En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en él: "Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos replicaron: "Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: 'Serán libres'?" Jesús les contestó: "Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo, tratan de matarme, porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han oído en casa de su padre". Ellos le respondieron: "Nuestro padre es Abraham". Jesús les dijo: "Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre". Le respondieron: "Nosotros no somos hijos de prostitución. No tenemos más padre que a Dios". Jesús les dijo entonces: "Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por él". Reflexión Estamos por terminar nuestra Cuaresma y la palabra de Jesús resuena con fuerza en nuestro corazón: "Yo los he venido a liberar para que no sean más esclavos del pecado". Y es que la obra de nuestra liberación es una obra de Dios, no es algo que nosotros podamos hacer por nuestras propias fuerzas. Piensa, ¿cuántas veces te has hecho el propósito de salir de una debilidad o de un pecado en el cual frecuentemente te ves envuelto? Te darás cuenta que por más esfuerzos humanos que has hecho, el pecado o la debilidad permanecen. Es solamente cuando le dejamos campo abierto a Dios para que obre en nuestra vida cuando seremos verdaderamente liberados. Conozco mucha gente que vivía atada a algún vicio o a alguna pasión que la llevaba frecuentemente al pecado y que no se han visto liberados hasta que no se han rendido al poder liberador de Dios; sólo cuando han dicho como Pedro que se hundía en el agua: "¡Sálvame Señor, no puedo más!" Nuestras prácticas cuaresmales lo único que hacen es abrir el camino para que Dios nos salve. Es necesario reconocer nuestra incapacidad de vencer el pecado y gritarle con todas nuestras fuerzas: ¡Señor libérame, no quiero ser más esclavo! Esto te comprometerá a ser ahora siervo del Evangelio, pero te dará la felicidad de la libertad. ¿Qué esperas? Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Martes 20 de Marzo Juan 8, 21-30 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo me voy y ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden venir”. Dijeron entonces los judíos: «¿Estará pensando en suicidarse y por eso nos dice: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'?” Pero Jesús añadió: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”. Los judíos le preguntaron: “Entonces ¿quién eres tú?”Jesús les respondió: “Precisamente eso que les estoy diciendo. Mucho es lo que tengo que decir de ustedes y mucho que condenar. El que me ha enviado es veraz y lo que yo le he oído decir a él es lo que digo al mundo». Ellos no comprendieron que hablaba del Padre. Jesús prosiguió: “Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta; lo que el Padre me enseñó, eso digo. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada”. Después de decir estas palabras, muchos creyeron en él. Reflexión De la misma manera que para los judíos -y en general para los contemporáneos de Jesús- les resultaba difícil el creer que el "hombre" que se presentaba ante ellos era el mismo YHVH, es decir "Yo Soy", así para muchos resulta imposible que el pedacito de pan que está sobre el altar después de la consagración sea ese mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Quizás esa sea la causa de que, así como Cristo fue despreciado en su humanidad, hoy no se valore e incluso sea despreciada la Sagrada Comunión por muchos "cristianos". Llama la atención la poca devoción con la que algunos cristianos se acercan a recibir a Jesús Eucaristía. ¿Será que piensan que no es posible que ese sea el mismo que ahora reina por los siglos de los siglos? La oración que decimos antes de comulgar causó la curación de un enfermo, pues quien la pronunció creyó verdaderamente que se encontraba ante "Dios", para quien nada es imposible. Pensemos cuántas cosas pasarían en nuestra vida, en nuestros enfermos si nosotros tuviéramos la fe del Centurión, y viéramos en la hostia a "Yo Soy", al mismo Jesús, para quien todo es posible. Ojalá y después de estas palabras muchos crean en él. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Lunes 19 de Marzo Lucas 2, 41-51 Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia". El les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?" Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas. Reflexión La palabra de Dios, en este día nos presenta el terrible sufrimiento que tuvo nuestra Madre cuando se quedó Jesús en el Templo y ella pensó que se había perdido. Dado que Dios ha querido que María sea ahora la madre de todos nosotros, los discípulos del Señor, podemos imaginar que esta experiencia se repite continuamente en el cielo cuando alguno de nosotros se pierde, cuando se aleja de Dios y por ende, de ella. Ciertamente Jesús se quedó en el templo sin avisarle a sus padres, lo cual produjo una gran angustia a nuestra madre. El problema es que nosotros no nos perdemos por quedarnos en la casa de Dios, sino todo lo contrario. Por ello, debemos de tomarnos fuertemente de la mano de María Santísima para que no nos vayamos a perder. Su corazón inmaculado es el mejor lugar en donde podemos estar, pues en él encontramos siempre la ternura y el amor de nuestra Madre Santísima que nos instruye interiormente y nos dirige a Jesús. La presencia del Espíritu en total plenitud en su corazón, se convierte en luz y alegría para nuestras vidas. Si mucha gente vive perdida en el mundo es porque no se ha tomado con fuerza de la mano de nuestra Madre Amada y porque no ha hecho de su corazón, el lugar de encuentro con Dios. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Sábado 17 de Marzo Juan 7, 40-53 En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: "Este es verdaderamente el profeta". Otros afirmaban: "Este es el Mesías". Otros, en cambio, decían: "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?" Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo han traído?" Ellos respondieron: "Nadie ha hablado nunca como ese hombre". Los fariseos les replicaron: "¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita". Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?" Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta". Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa. Reflexión El problema de los fariseos era que ellos tenían su idea ya fija del "modelo" de Mesías que necesitaban y de cómo debía ser el mesías, según "su" interpretación de las Escrituras. Y resultó que era totalmente diferente. Jesús era un hombre lleno de libertad, de amor para todos: amigos y enemigos, extranjeros y propios. Un hombre que hablaba de reconciliación, no de odio; de humildad, no de poder; de paz y no de guerra. Su vida se convertía así en una forma diferente de comprender a Dios, no como el Dios de las victorias, sino como PADRE. Esta visión no cuadraba con sus ambiciones de poder, de riqueza, de prepotencia; por tanto, había que quitarlo de en medio. Hoy pasa lo mismo en muchos de nuestros cristianos, que esperan un "mesías" que cuadre con sus "œnecesidades", que venga a realizar sus expectativas. Hermanos, Jesús es el Mesías enviado por Dios para dar vida y libertad a nuestras vidas; para dejar atrás los formalismos estériles, para conducir nuestra vida por el camino del amor y de la reconciliación; para llevarnos a experimentar el amor dulce y poderoso del Padre del cielo y finalmente introducirnos en el Reino de Dios. Si ésta no es la expectativa de Jesús para tu vida. ¡Cámbiala!, y acepta a Jesús como lo que realmente es: "El Hijo de Dios vivo". Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Viernes 16 de Marzo Juan 7, 1-2. 10. 25-30 En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos. Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también él, pero sin que la gente se diera cuenta, como de incógnito. Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: «¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene». Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: «Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo. Pues bien yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado». Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora. Reflexión Uno de los elementos que podemos destacar de este evangelio es el hecho de que Jesús quería pasar desapercibido, pues dice que llegó, no abiertamente sino en secreto, como de incógnito. Sin embargo, el resultado es que todo el pueblo se dio cuenta de que él estaba ahí. A pesar de que su idea era no ser visto, el celo por la predicación lo lleva al templo, y todos lo reconocen. Esta es una de las características naturales del cristiano: no puede pasar desapercibido, todo el mundo se da cuenta. Decía el Padre Esquerda: "Quien lo tiene no lo puede ocultar y quien no lo tiene no lo puede fingir". Y es que la vida, el pensamiento, las actitudes, en fin, todo el ser del cristiano, lo descubre como un seguidor del Maestro. Su ansia de comunicar el Evangelio, lo hace ponerse al descubierto, aun en circunstancias que pudieran considerarse peligrosas. ¿Qué tanto transparentas a Cristo en tu vida diaria? Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Jueves 15 de Marzo Juan 5, 31-47 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí es válido. Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre. El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado. Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios? No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?" Reflexión De nuevo Jesús toca el punto álgido de la gente religiosa: no basta conocer, hay que vivir; no basta la fe, hay que actuar. Siempre que se lee la Sagrada Escritura debemos buscar en ella el mensaje que Dios tiene para nosotros en el "aquí y en el ahora". Los fariseos habían leído la Escritura pero no fueron capaces de reconocer a Jesús; no lo reconocieron ni por sus palabras ni por sus obras ni por el testimonio que Juan dio de él; no lo reconocieron en el "aquí y ahora". Al leer el Texto Sagrado debemos pensar que Dios nos habla para el momento preciso que estamos viviendo. Que la gente que nos rodea y los acontecimientos diarios son parte de esta palabra que se hace profecía y vida en nosotros. Tener fe, es creer que la palabra leídcon atención y devoción, es viva y actual, que me interpela bajo las condiciones particulares en las que vivo cada día. Al leer la Escritura debemos tener la actitud de Jesús cuando en la sinagoga, después de leer el texto sagrado dijo: "Hoy se ha realizado esta palabra que acaban de oír". Sólo inténtalo, verás que es verdad. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Evangelio Miércoles 14 de Marzo Juan 5, 17-30 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por hacer curaciones en sábado): «Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo». Por eso los judíos buscaban con mayor empeño darle muerte, ya que no sólo violaba el sábado, sino que llamaba Padre suyo a Dios, igualándose así con Dios. Entonces Jesús les habló en estos términos: «Yo les aseguro: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta y sólo hace lo que le ve hacer al Padre; lo que hace el Padre también lo hace el Hijo. El Padre ama al Hijo y le manifiesta todo lo que hace; le manifestará obras todavía mayores que éstas, para asombro de ustedes. Así como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a quien él quiere dársela. El Padre no juzga a nadie, porque todo juicio se lo ha dado al Hijo, para que todos honren al Hijo, como honran al Padre. El que no honra al Hijo tampoco honra al Padre. Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida. Les aseguro que viene la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la hayan oído vivirán. Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, también le ha dado al Hijo tener la vida en sí mismo; y le ha dado el poder de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que yacen en la tumba oirán mi voz y resucitarán: los que hicieron el bien para la vida; los que hicieron el mal, para la condenación. Yo nada puedo hacer por mí mismo. Según lo que oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió». Reflexión El tema central de este pasaje es escuchar la palabra de Jesús y creer que él es verdaderamente el Hijo de Dios. Estos son dos elementos que están íntimamente relacionados entre sí . Si nosotros reconocemos verdaderamente que Jesús es Dios, entonces su palabra deja de ser una palabra como la de los demás, para convertirse en "Palabra de Dios"; ahora bien, si la palabra de Jesús -lo que nosotros leemos en los evangelios-, es verdaderamente "Palabra de Dios", debería ser algo sobre lo que no se duda o discute. Puede ser que no la entienda o que me resulte difícil de vivir o de aceptar, pero sigue siendo "Palabra de Dios". Jesús nos dice hoy: "El que escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna". Con esto, nos manifiesta que la fuente de la vida es su palabra por ininteligible que pudiera parecer o por difícil que fuera el vivir de acuerdo a ella. En definitiva, si el hombre quiere tener una vida llena de paz, de alegría y de gozo en el Espíritu, no tiene ninguna otra opción que vivir de acuerdo a la voluntad de Dios expresada en Cristo. Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
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la mas hermosa😍😊