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POLÍGONO LA VEGA NAVE 206, Tarifa, Spain
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TURISMO DE AVENTURA

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SÉPTIMA Y ÚLTIMA ETAPA Coimbra- Oporto. Llegó el último día, tenía que llegar. Después del complicado día de ayer, esta etapa se planteaba casi como de puro trámite. La realidad es que han sido 142 kilómetros con bastante tensión. Los alrededores de Oporto no son fáciles para los ciclistas, todas las carreteras tienen prohibida la circulación de bicis y lo que queda está plagado de rotondas y tráfico intenso. Sin duda la etapa menos atractiva, pero insisto, no hay otra forma de llegar a esta ciudad desde el sur. No me extenderé más, la conclusión es que se ha terminado este pequeño tour, 1000 kilómetros con más de 11000 metros de subida acumulado, con temperaturas extremas tanto por arriba del mercurio como por abajo. Mucho viento (casi siempre en contra) y lluvias torrenciales. Mi enhorabuena a nuestros amigos belgas y a Sergio. La llegada a Oporto, a pesar de lo que comentaba antes, sencillamente espectacular, esta ciudad es una de las más bonitas de Europa. Nosotros nos vamos contentos, hemos tenido fallos, aunque espero que también algún acierto, en cualquier caso hemos intentado que fuese una gran ruta y creo que lo ha sido. Nos vemos el año que viene.

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SEXTA ETAPA. Covilha-Coimbra. Ayer ya lo decía, previsión climatológica complicada, un eufemismo para decir que se preveía un día de perros. A las 8,00 bajamos a desayunar, ¿qué, cómo lo veis?, ¿qué dice la meteo? Se miran, nos miran, algo habrá que hacer. Al final deciden que subamos con la furgoneta primero para ver cómo está el puerto y decidimos. Pues nada, para arriba. Sergio se apunta y nos subimos los tres mientras los belgas terminan de desayunar. De momento no llueve. Los primeros kilómetros de puerto son dentro del pueblo, rampas del 18% largas, algunas con pavé, esto promete. Se sale del pueblo y siguen las rampas duras, sigue sin llover. A los diez kilómetros de subida nos encontramos con un grupo algo desperdigado de ciclistas, algunos están gorditos, y, además, son mayorcetes, tanto que parece una excursión del Inserso. Pues entonces, no será para tanto, pensamos. Hacia mitad de puerto empieza la niebla, muy cerrada, la temperatura va bajando, 8, 7, 6, 5, 4, al final se queda en tres grados, con algo de agua nieve. Wasap a los belgas: hace bastante frío, pero hay ciclistas en el puerto. Dicen que van para arriba. Bajamos zumbando para que Sergio suba con ellos. A cuatro kilómetros del hotel vemos al Jan más flojo con su sonrisa habitual subiendo como un campeón, ha salido delante para compensar su ritmo más bajo. Cuando llegamos al hotel los demás acaban de salir, no querían esperar, Sergio se cambia de ropa, coge la bici y al Torre, así se llama este puerto, no está muy convencido, la experiencia es un grado y de eso le sobra. El otro lado va a estar peor, no para de decir. Nieves y yo recogemos los trastos, pagamos el hotel y también para arriba, en esta etapa queremos estar cerca de los ciclistas todo el tiempo. Empieza a llover al poco de salir, !qué mala suerte!, bueno, seguro que para. A unos 8 kilómetros nos encontramos con Jan (uno de los que andan, aunque hoy parece que no), y a Erick. Van regular, hace frío, unos 10º, no les decimos lo que les espera arriba para no comerles la moral. Después nos encontramos a Sergio que ha pillado ya al Jan que más anda, bien por él, seguimos hasta el otro Jan, el flojo, hoy está que se sale, le animamos para que siga así, venga que esto ya es tuyo. Empieza a llover en serio, a 1700 metros unos 6º. Todos llevan cara de póker. Les animamos diciendo que arriba hay un restaurante abierto. 1800, 1900, 2000 metros, 3 grados, agua nieve y viento. Condiciones extremas a mediados de junio, ¡increíble! Van llegando al restaurante empapados y tiritando de frío. Por cierto, lo poco que hemos podido ver cuando la niebla se abría a ratos es impresionante, una montaña salvaje y realmente bonita. En el restaurante se toman una sopa, chocolate caliente, cafés, copas de coñac, lo que sea para entrar en calor. Se cambian de ropa y se meten periódicos en la pechera para afrontar el descenso, la subida ha sido dura, 24 kilómetros, pero la bajada.... Sergio sigue diciendo que al otro lado va a estar peor, para quitarle un poco el frío, Nieves le deja unas mallas y una camiseta de manga larga, algo es algo. Si alguien está aburrido de leer esto que aguante, ahora viene lo bueno. Nada más empezar la bajada se ponen de acuerdo todos los dioses del Olimpo para mandar rayos, truenos y centellas. Se pone a llover torrencialmente con ventisca y un frío completamente anormal para esta época del año. La niebla no nos deja ver más allá de nuestras narices, bajo a veinte por hora con la nariz pegada al parabrisas de la furgoneta, de pronto aparece entre la niebla Erik. No puedo más, dice, no me siento las manos, me bajo rápido, echo la bici como puedo atrás (la furgoneta está hasta arriba con todo el equipaje de los belgas) y seguimos bajando, la cosa se ha puesto seria de verdad. Un par de kilómetros más abajo vemos surgir otro bulto, el primer Jan, no puedo, no puedo..., dice, bici atrás y adentro, se parte de risa al ver a Erik temblando como una hoja, por lo visto éste ha hecho 6 Ironman, el Maratón de Sable y no sé cuantas cosas más, pero aquí no ha aguantado ni un kilómetro de bajada. Seguimos y aparecen Sergio y el otro Jan, imposible, dice Sergio, imposible, el otro Jan no dice nada, es incapaz de articular palabra, sólo balbucea intentado calentarse las manos con su aliento, ¿qué aliento?. La bicis ya no caben atrás, ellos se meten dentro, bueno se amontonan unos encima de otros, la calefacción a tope soltando un chorro de aire capaz de fundir un glaciar, el segundo Jan sigue fatal, Nieves se quita su sudadera y se la da, lo envuelve con una toalla, hasta los trapos que llevo en la furgoneta se pone encima, ¿Qué hacemos con las bicis? Que les den a las bicis, dice, los demás se descojonan. Al final las dejamos en la montaña medio escondidas, ¿quién va a subir aquí para llevarselas? Además, no se ve ni a un metro de distancia. Hay que seguir para buscar al Jan que más anda, no sabemos dónde puede estar. Mientras bajamos intentando no matarnos nos empieza a entrar la risa floja y ya no podemos parar, todos empapados, incluidos Nieves y yo que para ayudarlos nos hemos puesto hasta arriba de agua, Jan y Sergio que siguen temblando y el primer Jan que no para de grabar videos con el móvil. La furgoneta parece el camarote de los hermanos Marx. Ya no cabe ni un alfiler. Suena el teléfono, es el Jan que más anda, ha conseguido llegar a un pueblo a 8 kilómetros de donde estamos. Vamos a por él. Al llegar ya no nos reimos tanto, el tío tiene principio de hipotermia y me planteo seriamente ir al hospital más cercano, intentamos secarlo un poco y lo ponemos delante del chorro del aire caliente, en el bar hace más frío que en la calle. Después de un rato dice que se vuelve al bar para tomar algo caliente, casi no puede hablar y sigue temblando de forma preocupante. Vuelve a salir para meterse en la furgoneta, en el bar no aguanta, con la calefacción a tope la furgoneta se convierte en una sauna, más de una hora le cuesta dejar de temblar. Al menos parece reaccionar bien. Resumiendo, aquí termina la etapa de hoy, el Torre ha sido mucho Torre, nadie podía imaginar, a pesar de las previsiones, que a 16 de junio podía pasar esto. Me los llevo a Coimbra en la furgoneta, antes hemos tenido que volver a subir el puerto a por las bicis que dejamos arriba abandonadas. Después de dos horas los dejo en el hotel, Nieves se ha quedado con las bicis en el pueblo a pie de puerto, no recuerdo su nombre, cuatro horas lleva esperando. Cargamos las bicis y a Coimbra. Llegamos a las 9,30, los belgas y Sergio ya han cenado y parecen todos recuperados, no se puede decir lo mismo de mí. Llevo 13 horas conduciendo por carreteras de montaña, con niebla y lluvia, 500 kilómetros en total, sí, no exagero, han sido 500 kilómetros en total, más la tensión. Ahora soy yo el que no puedo dejar de temblar.

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QUINTA ETAPA. Marvao-Covilha. Se veía venir, estamos a 15 de junio, acabamos de pasar unos días de calor tremendo y hoy, cambio radical, en la salida 12 grados con viento frío, a buscar ropa de abrigo, manguitos, chalecos, lo que sea, la sensación térmica es de bastante frío. Nuestros amigos salen de Marvao, precioso pueblo, se empieza cuesta abajo, tanto que en el primer cruce se pasan y tienen que remontar hasta coger la carretera correcta. Sergio y Jan, el Jan que menos anda, pasan del Garmin y siguen 5 kilómetros para abajo. Cuando se dan cuenta del error ya estamos con la furgoneta como el séptimo de caballería, Jan quiere subir agarrado a la furgoneta, pero la carretera es super estrecha y tengo que parar, echamos la bici y para arriba, Sergio quiere seguir, pero le convencemos de que se suba también, ha sido providencial, a los dos minutos empieza a caer el diluvio universal, ¿dónde estarán los otros? Retomamos la ruta y a unos cinco kilómetros nos encontramos a los cuatro belgas restantes en una zona de pavé, ya es casualidad, la única zona de toda la ruta con adoquines y la pillan justo cuando más llueve, Erick baja una rampa del 20% casi a gatas, el suelo está como un cristal. Los cuatro empapados y congelados de frío. Salimos de esa emboscada como podemos y unos kilómetros después paramos en un pueblo a tomar algo caliente y decidir qué se hace. Louis se encuentra mal, desde el día que fuimos con él al centro de salud no acaba de remontar, es posible que tenga fiebre, ¿gripe? O, qué sé yo, lo mejor es que se venga en la furgoneta, su viaje ha terminado, mañana cogerá un taxi a Oporto, imposible seguir así. El Jan más flojo también decide subirse a la furgoneta, es un tío listo, el resto sigue con Sergio a pesar de que el tiempo sigue siendo malísimo. Nosotros tiramos para el hotel en Covilha pensando en que quizá tenga que ir a rescatarlos, pero no, son tipos duros y terminan la etapa con un tiempo de perros, me quito el sombrero. Mañana es la etapa más dura, la Sierra de la Estrella, es el puerto más duro de Europa, 24 kilómetros con una media del 9 %, la previsión es terrible, viento fuerte y nieve en la cumbre, sí, nieve a mediados de junio, el tiempo está loco, y nosotros más, si no mirad la foto de Sergio. Mañana os cuento.

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CUARTA ETAPA. Mérida- Marvao El día amanece fresquito, a las 7,30 estamos a 17 grados con un poco de viento. Después de desayunar abundantemente vamos preparando todo. Sergio cambia la cinta del manillar a uno de los Jan y otro aprovecha para limpiar la cadena, esto nos retrasa un poco y al final salen casi a las 9,00. Hoy la etapa se presenta dura, 144 kilómetros con un puerto a 20 de la llegada, bajada y una última subida de unos 6 kilómetros bastante exigente. Aparte de un pinchazo, la etapa discurre sin incidentes. La rutina de siempre, comprar Fantas, Coca-colas y agua en cantidad, hielo para que aguanten y dos paradas programadas, una para reponer líquidos, aunque aprovechan para comerse una sandía, galletas, caramelos...., y otra para algo más contundente, ayer les gustó los bocatas de jamón y hoy repiten, de momento aguantan sin parar a comer en restaurantes como los primeros días, para nosotros mejor, si no, se hacen eternas las etapas. Como era previsible el final se hace duro, ya en tierras portuguesas, paisaje precioso atravesando un Parque Natural y la llegada a Marvao, un pueblo medieval amurallado con castillo, bonito de verdad. El hotel en lo más alto, así que toca pedalear hasta la misma habitación. Los primeros en llegar son Jan, uno de los que andan bien, y Erick, que tiene días buenos y otros no tanto. El otro Jan que también anda, hoy llega tocado, los cuádrices como una tabla de planchar. Sergio vuelve a tirar del Jan más flojo y llega algo más tarde, se lo está currando de verdad. Después de instalarnos en el hotel, Jan, el de las piernas de madera, pregunta por un masajista en el pueblo, esto es muy pequeño y no hay ninguno, al final yo me ofrezco a echarle una mano y Sergio se apunta a ayudar, entre los dos le sometemos a una sesión de tortura, pero conseguimos que sus piernas tengan una textura razonable. Hoy, para variar, hemos hecho una rutita turística por las murallas del castillo, tampoco mucho, y luego, lo de siempre, cervezas y risas, entre ellos hablan flamenco, con Sergio y conmigo en francés y con Nieves en inglés, para rematar la torre de babel, hacemos unos pinitos de portugués con el camarero. Mañana previsión de lluvia, viento y frío, de locos.

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TERCERA ETAPA . Llerena-Mérida. Amanece fresquito, aunque ya sabemos que no durará mucho. A las 8,30 ya están dando pedales, Nieves y yo nos quedamos con el papeleo del hotel y luego a la compra, a por más latas de Fanta limón y como 30 litros de agua que es lo que se beben cada día. Hoy la etapa es un poco más corta, 133 kilómetros, y deciden no parar a comer para llegar pronto a Mérida, lo de no comer es un decir porque en el kilómetro 64 les preparamos un “picnic” a base de bocatas de jamón, gazpacho, fruta, galletas..., vamos lo que para el resto de los mortales es un banquete (sigo sin explicarme cómo pueden comer tanto). Dos horas después, parada en Alange, más agua, más Fantas y un bañito en el pantano, no se privan de nada, pero que nadie se lleve a engaño, cuando hay que pedalear, pedalean. En Mérida se llega a los 40 grados, menos mal que para las tres ya estamos todos en el hotel, la idea era hacer una visita turística por la ciudad romana, pero con este calor, cualquiera. La sorpresa del día es que en la recepción nos atiende una algecireña, Noelia, que está deseando que llegue el fin de semana para bajar a Algeciras porque empieza la feria. Mañana entramos en Portugal, con final en alto.

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SEGUNDA ETAPA. Osuna-Llerena. Después de una primera etapa más dura de lo esperado por el calor, nuestros clientes,ya amigos, han salido de Osuna dispuestos a afrontar la etapa más larga de esta ruta, 164 kilómetros con 2000 metros de desnivel acumulado. El calor sigue siendo intenso, aunque, por fortuna, no pasa de los 35 grados. Los primeros noventa kilómetros se pasan volando, el grupo parece haberle cogido el punto a las altas temperaturas y consiguen una media de algo más de 30 k/h. Sergio tiene que tirar de uno de los Jan (hay tres que se llaman igual, es el equivalente belga de Juan), en cuanto la carretera se empina la gravedad se ceba con él. Paradita a picar algo y, sobre todo, a beber, las latas de Fanta limón caen como si no hubiera un mañana, en Bélgica no se comercializa, (nota para emprendedores: montar un chiringuito de Fanta en Bruselas). Pasamos por Lora del Río, Constantina, Cazalla de la Sierra, todos los pueblos son bonitos. Dos horas después paramos a comer en Alanís de la Sierra, a comer, comer, con mesa y mantel, eso de comerse unos cacahuetes y un plátano sobre la marcha es de globeros, el menú de hoy: salmorejo, pollo a la plancha con patatas fritas y helado. Lo de comer así lo debe dar el clima, porque hacerlo al terminar la etapa es normal, pero a falta de 40 o 50 kilómetros....Sergio, más moderado, se come medio plato de patatas con jamón, y casi por compromiso. Nada más terminar la comida uno de los belgas se empieza a retorcer de dolor, no sabe si es el estómago, los riñones o el alma, pero por si la moscas lo metemos en la furgoneta y al centro de salud más cercano. Los demás siguen la etapa hasta Llerena. Tras un reconocimiento médico, se descarta algo grave, parece ser un problema muscular, le inyectan un relajante, antiinflamatorios y a descansar. Cuando llegamos al hotel, dos de los Jan, los dos que más andan, ya están allí esperando, un poco agobiados porque el recuperante que se toman al acabar las etapas lo llevamos nosotros (el arsenal de polvos de todo tipo es para verlo). Un rato después, ya duchados y relajados llega el turno de las cervezas y por último la cena, esta vez con sorpresa, es el cumpleaños de Sergio y los belgas han encargado en secreto una tarta de cumpleaños. Muchas risas y nos vamos a la cama casi a gatas. A ver qué pasa mañana.

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PRIMERA ETAPA. MÁLAGA-OSUNA. Primera etapa de nuestra ruta cicloturista Málaga-Oporto. Mucha calor, hasta 39 grados han sufrido nuestros clientes belgas y Sergio. Luego dicen que los centroeuropeos no aguantan el calor, estos aguantan tela, claro que se beben hasta el agua de los floreros, Hemos salido de Málaga algo tarde, ya con el sol cascando lo suyo. Rotondas y más rotondas, nosotros en la fugoneta mareados de dar vueltas. Por fin la carretera hacia Álora y en seguida el Chorro con el Caminito del Rey, los belgas querían meterse en él con las bicis, pero al verlo allí colgando a más de cien metros del suelo se lo han pensado mejor. Luego paradita en los pantanos a reponer fuerzas, nosotros pensábamos en una frutita y una barrita energética, pues no, lo tíos se han metido entre pecho y espalda una paella, un churrasco y un besugo al horno, los del chiringuito alucinaban. Un cafelito y otra vez al tostadero. Pasado Campillo unos van por una carretera y otros por otra, se lían con el GPS, el Garmin y su puta madre, y nosotros como locos con la furgo intentando llevarlos al redil, de locos. Al final llegada a Osuna, los últimos a las ocho de la tarde, diez horas, no todas dando pedales, pero casi. Lo dicho, lo más duro, todo el día metidos en la furgoneta, ya ni aire acondicionado ni nada, si de ésta no nos separamos, pedimos plaza como equipo para el Tour de Francia, ya tenemos los maillots. Mañana 163kms, que Dios nos coja confesados.

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Ruta cicloturista Málaga-Oporto. Málaga, 38 grados y un viento de poniente como el aliento de un dragón. Hoy preparamos las máquinas para iniciar la ruta que nos llevará desde Málaga a Oporto en siete etapas, muchos kilómetros por delante con el verano ya encima. Nuestros clientes belgas llevan al mejor guía, Sergio, con la Cannondale mejor montada, irán disfrutando del sol; Nieves y yo en la furgoneta, cuidando del grupo con el aire acondicionado a tope, un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo. Mañana empieza lo bueno, 122 kms, ya os iremos contando.

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