CELEBRACIÓN PASCUA DE RESURRECCIÓN Hermanas y Hermanos, tal como se acostumbra en todas las Aulas Esotéricas del mundo, nos reunimos también aquí en esta Sagrada Aula de la Fraternidad Rosa-Cruz Antigua, para celebrar de manera solemne la pascua de resurrección; la resurrección de la Energía Crística, Fuerza vitalizante que despierta la Naturaleza toda, después de la fría y obscura estación invernal. Cada despertar es un ciclo; es un amanecer divino, un amanecer con auroras esplendentes, que en este caso marcan para nosotros, el equinoccio más bello de la Vida sobre este planeta; el Equinoccio Primaveral. Nos trae este Equinoccio, la majestad del ritmo y de la Belleza, con que la Divina Naturaleza en su Renacer prodigioso, va transmutando el frío en calor, la obscuridad en Luz, la pasividad en movimiento armonioso, para que así surja como en Divina Espiral, el crecimiento del Cristo, Luz de la Vida en toda la naturaleza y en todos los seres. En un día esplendoroso de primavera, encima de un promontorio de la Tierra Italiana, se encontraba Petrarca contemplando la Bella Naturaleza, que se extendía delante de su vista, y expresó en viva voz, este pensamiento: “¡Qué hermoso y radiante es todo esto!” ... Esa visión, fue un rayo de Luz emanado de un Mundo Divino, que hoy es ignorado y despreciado; pero precisamente, de las tinieblas de la Edad Media, surgió poco a poco, la comprensión de la Naturaleza; de la Divina Naturaleza. Del Mundo Divino de la Naturaleza. Pasaron los siglos... y entonces escuchamos a un poeta que le hace decir a su “Fausto”: “Me has otorgado oh Espíritu Sublime, todo cuanto os pedí... ¡No en vano has envuelto mi corazón y mis sentidos en tu Ardiente Llama!”. ¡Tú! “¡la Naturaleza y el mundo entero por imperio me das... y al alma mía vigor, para admirarlo y comprenderlo!” pues bien: además del vigor para admirar y comprender los Misterios de la Naturaleza, en estos dos personajes, el gran Romano Petrarca y el gigante del Espíritu, Goethe, vemos dos mundos que se enfrentan: el mundo de la Forma y el mundo del Espíritu; de los cuales desafortunadamente siempre ha tenido prioridad en el hombre, el mundo de la forma. Y entonces tenemos aquel pasaje fabuloso, cuando Parsival desbordante de Santa Unción Crística en la mañana de un Viernes Santo, mira alrededor suyo y exclama: “¡Qué hermoso y luciente paréceme hoy el campo!” ... ¿No os parece Hermanas y Hermanos que esta visión de Parsival es como un cuadro cósmico en el cual flota sobre la Naturaleza un Mágico Esplendor? ¿No os parece esto, como una delicada profecía que ha sido y es pregonada por la misma Naturaleza, a fin de que seamos nosotros como estudiantes de la Ciencia Divina, los precursores del hombre que ha de asistir al próximo Reinado del Espíritu Crístico? ¿Del Espíritu Solar? ¿Del Espíritu Divino? Estando en los albores apenas de la Edad Acuariana, Hermanas y Hermanos, ¿Nos hemos preocupado o vamos llegando ya, a la liberación del alma de la rigidez de las formas? ¿Vamos llegando ya, a una plena unificación con la Divina Madre Naturaleza y con la Esencia Crística que en ella vive y alienta? ¡Muy difícil decirlo! Cristo y la Naturaleza se buscan en el Alma Humana, ¡pero aún no se han encontrado... Oh! si pudiéramos reconquistar y amar la Naturaleza religiosamente, para que fuese radiosamente Viva alrededor nuestro, entonces nuestra alma iría amorosamente a su encuentro; y qué maravilla, porque entonces sí tendríamos a Cristo en esta Naturaleza nuestra. Somos los precursores en esta acción liberadora; por eso debemos saber que vamos hacia la Naturaleza, si nuestro Espíritu se remonta en alas de la Divina Sensibilidad, para comulgar con la Esencia Divina del Cristo; a través de esta comunión, seremos conscientes de que el mundo cambia con el hombre. Al puro, el mundo le responde con pureza y claridades celestes; y al impuro, el mundo le responde con impurezas y obscuridades infernales. Así que a medida que la humanidad se espiritualice, será siempre más y más espiritual la faz del mundo, hasta que no exista nada de aquel antiguo mundo en que ahora vivimos. Una humanidad consciente de sí misma, es una humanidad consciente de su Espíritu Interno; entonces, experimentará intensamente, que el Espíritu ejerce su influencia sobre su naturaleza, sobre su propio cuerpo y sobre su propia vida; y aún más: sobre el cuerpo y vida de los demás y de toda la Tierra. Entonces, como bien nos enseña el Saber Iniciático: Infundamos la Luz Crística en todos los Reinos de la Naturaleza y de ellos nos vendrá la Iluminación. ¡He ahí el Misterio Magno de la Vida! Es el misterioso círculo, que, como Arcano de todos los tiempos, nos han referido siempre los Sabios maravillosos de la Rosa y de la Cruz, para enseñarnos a meditar y comprender, que en la eterna dualidad que se manifiesta como frío y calor, obscuridad y Luz, pasividad y movimiento, dar para recibir, amar para ser amados, etc., etc., está fundamentada toda progresión espiritual, en todas las esferas evolutivas de la Vida, de la Consciencia, de la Sensibilidad, del Amor Divino. Es la Serpiente Eterna que, en su movimiento circular, se muerde su propia cola para alimentarse de sí misma, de su propia naturaleza, de su propia fuerza. De modo pues, que, si consideramos cuidadosamente estos hechos desde el punto de vista de nuestro mundo, de nuestro planeta, llegaremos a la conclusión de que aquí hay dos aspectos de singular importancia: Uno, que tiene relación con nuestro sentido puramente espiritual; y otro con el sentido puramente Cósmico. ¡Cada una de las “cuatro estaciones”, se deben al movimiento de translación de nuestro planeta alrededor del Sol, siendo éste el mismo movimiento circular de la Serpiente Eterna! Y el Equinoccio de Primavera que ahora estamos conmemorando, se debe a que nuestro globo llega a una situación tal, que el Astro Rey queda a una equidistancia exacta, con respecto a los dos polos terrestres. Es decir, que el Sol en estos momentos, está situado equidistantemente de los polos norte y sur y por lo tanto su luz cae perpendicularmente sobre la línea ecuatorial de la Tierra. Hay dos condiciones similares que se suceden en el curso de los cuatro ciclos, en los que anualmente se verifica la totalidad del círculo que la Tierra en su movimiento de traslaciones, verifica alrededor del Sol: uno, cuando la Luz Solar en su ascenso del hemisferio sur hacia el hemisferio norte, cruza la línea ecuatorial; entonces es el equinoccio de primavera. Y otro, cuando el Sol descendiendo nuevamente hacia el hemisferio Austral, cruza la línea ecuatorial, en su descenso; entonces es el Equinoccio de otoño. Desde luego, como ustedes lo saben muy bien, no es que el Sol suba o baje; ¡no! el Sol es un punto fijo con relación a la Tierra y con relación a los demás planetas; el fenómeno ocurre debido en primer lugar, al movimiento traslaciones de la Tierra alrededor del Sol, y en segundo lugar, a la inclinación de su eje de rotación. Claro está, que estos son apenas aspectos físicos del movimiento cósmico de los mundos. Pero nosotros como “estudiantes de Alta Ciencia” que pretendemos ser, debemos ser conscientes de que todos los planetas de nuestro Sistema Solar (y de cualquier sistema) no son otra cosa que Vehículos de actuación de poderosas energías Divinas; vehículos, que, en operación constante y absolutamente sincronizada, viven y se mueven alrededor del Sol de donde son originarios, para hacer posible la progresiva Evolución de la Vida, que, en cada uno de ellos, se manifiesta y vibra. Tenemos entonces, que analizando no ya el aspecto físico de los movimientos estelares, sino la Influencia Espiritual que se origina en cada una de las situaciones que proceden de esta Gran Marea Cíclica, podemos considerar Hermanas y Hermanos, que la Energía Solar, la Energía Crística, la Energía de la Vida, se proyecta en nosotros con más o menos Fuerza, con más o menos poder, según sea la situación en que nos encontremos con relación a esa Divina Luz de la Vida, con relación a ese Sol de las Armonías Infinitas, que con tanto Amor nos irradia todos los días su Calor Ideal, para que en nuestros corazones despierte su Divina Esencia; La Esencia Crística, la Esencia de la Verdadera Luz del Mundo, la Esencia del Divino Amor a la Vida y a todos los seres en quienes esa Vida palpita y es realidad y movimiento. De modo que, al llegar la Tierra al Equinoccio Primaveral, es cuando las Divinas Energías del Logos Solar, están en el momento culminante de su ardentía espiritual, en el momento culminante de su gloria; es por lo tanto un momento excepcional, para que haciendo uso de nuestro Poder Inducente, captemos esas esencias vivificantes, para impulsar así el despertamiento de nuestras potencialidades internas. Son las mismas potencialidades que han hecho la grandeza y excelsitud de esas Armoniosas y Aromadas Flores de la Humanidad, que como Budha, Hermes, y Jesús de Nazareth -el amante por excelencia- han venido una y otra vez a nosotros, para enseñarnos a transitar el camino de la Verdad, del Amor, de la Belleza y del Bien; que es el camino de las grandes superaciones de la Entidad Humana. Son las mismas potencialidades que han hecho fulgurar la Luz en todos los astros; las mismas potencialidades que han hecho de nuestro Sol una Sagrada e inagotable Fuente de Vida, mediante la cual, no solamente podemos manifestarnos físicamente, sino que también podemos utilizar esa Vida para pensar, para intuir, para amar y para sentir los vivificantes efluvios del Amor del Cristo Solar, en la hondura de nuestro corazón y así hacer posible que la integridad de nuestro Ser, vibre en consonancia con La Divina Luz y logremos la dicha inefable de comulgar con esa Divina Esencia Solar, con esa Divina Anima Mundi. ¡Con el Alma del Mundo! ¡Qué maravilla y qué grandeza están contenidas en esa Divina Luz de la Vida! Y pensar que ella opera en todas las esferas del Cosmos infinito, y que en nuestro mundo se hace generosamente propicia a nuestra capacidad sensoria, para que podamos vislumbrar siquiera la excelsitud de su Fulgurante Esencialidad... ¡Es la Luz del Cristo! ¡Es la Luz que alumbra a todos los seres que vienen a este mundo! Es la Luz del Logos que lleva implícito el Poder Universal del germen, de la Semilla, base y razón de ser de toda existencia. Es el sublime Misterio Gnóstico que celebramos hoy, y que en los templos se expone con gérmenes de Trigo en brote. Trigo: tri: tres y got: Dios. La Divina Energía Cósmica o Dios, en su triple manifestación: Voluntad, Sabiduría y Acción. Primavera, verano, otoño e invierno, son producto de esa Voluntad, de esa Sabiduría y de ese Accionar, porque todo es Dios en operación; cada una de las cuatro estaciones del año, son impulsos Deíficos, que nos impelen a seguir transitando el Sentido y el Contenido de esa Senda Maravillosa, que nos va mostrando todos los años el paso cíclico de la Luz, por la faz de nuestro planeta; así es, pero lo más trascendente del hecho, es que en el Planeta y en cada uno de nosotros, hay centros sensibles que debidamente actualizados, son los medios de comunicación directa con los aspectos y realidades del Mundo Espiritual, del mundo de las Energías Esenciales, las cuales debemos aprender a Sentir, porque es el único modo como podemos alcanzar la Senda Luminosa del Cristo, que es Energía de Amor, Energía Unificante, Energía Redentora. Si aprendemos a alimentar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos con las esencias de esta Inefable Luz del Logos, obtendremos indudablemente unos resultados asombrosos, con relación al proceso que venimos siguiendo en procura de nuestra CRISTIFICACIÓN o Sensibilización de nuestro Ser. Hay una leyenda tradicional maravillosa, en la cual se relata que, en una ocasión, Zoroastro le pregunta al dios Asura Maya, cómo se alimentó el primer hombre que vino a la Tierra en trance de evolucionar; y Asura Maya le respondió: “comía fuego y bebía luz”. Eso quiere decir que aquel hombre primitivo que vino a la Tierra en trance de evolucionar, era un Sublimador por excelencia de las Divinas Energías de la Vida. “comía fuego y bebía luz”. Eso es lo que tenemos que aprender a hacer nosotros. De modo pues que debemos ser lo suficientemente inteligentes, para recibir los beneficios de nuestro “Padre Sol”, no solamente a través de su calor, sino que tenemos que utilizar nuestra Sensibilidad para SENTIR y hacer nuestros los efluvios de su Espiritual Armonía, de su Amor, de su Vida, de su Sabiduría, de su Verdad, de su Belleza. Abramos las puertas de nuestro corazón, para que sus bondadosas emanaciones puedan entrar a depositar sus tesoros de Luz, y así podamos colmarnos integralmente de los beneficios de la Luz. Si como estudiantes del Saber maravilloso de los Rosacruces, somos realmente “buscadores de la Luz”, he ahí un modo verdaderamente sabio de actuación. Pero es muy importante ser verdaderamente conscientes, de que el Sol no es solamente una fuente física de calor, sino que esencialmente es una Fuente Sagrada de Armonía Espiritual, de Vida Divina y de Luz Esencial. Inducir permanentemente los efluvios de esa Divina Luz Espiritual, debe ser trabajo persistente del verdadero aspirante Rosacruz; y ciertamente el tiempo equinoccial es muy propicio para impulsar virtualmente este trabajo. Seguramente que, con sensibilidad exquisita, el éxito no se hará esperar. La sensibilidad que siempre lleva consigo aquel que ama la Vida –y que el mediocre no experimenta- es precisamente la virtud que debe cultivar con ahínco el aspirante a ser Iniciado. Por medio de la educación de los sentidos puede llegar al éxtasis, y penetrar los mundos que les son prohibidos a los profanos; y que elevan al hombre espiritual, hasta la fuente misma de las Energía Creadoras. Allí ese hombre espiritual, ha de sentirse invadido por vibraciones desconocidas y por una Luz, que nuestros sentidos por más delicados que sean, ni siquiera pueden imaginar. Vosotros sabéis que este Gran Secreto se nos revela en la contemplación íntima del Infinito. Cuando se llega al éxtasis, es la transposición del ser a los mundos de la Divina Esencia; para lo cual, los preceptos y las enseñanzas Rosacruces son fundamentalmente valiosas, como punto de apoyo en la educación, que hace del corazón y de la voluntad, un motor poderoso para el desarrollo de la Inteligencia y de la Sensibilidad, en cuyas alas se pueden franquear todas las puertas de la Infinitud. Lo esencial es afirmarnos en la pureza de nuestro corazón… arrancarle el corazón y los sentidos al imperio de la materia, para unirnos completamente a las corrientes superiores. Este es el SECRETO PRIMORDIAL. Os invito a practicarlo. He aquí lo que dice un Rosacruz formidable al respecto; el Hno. Estanislao de Guaita: “El Sabio se aísla en la Ciencia y en la pureza; y vestido con el sayal de la virtud serena, combate los contagios de la fuerza brutal. Bajo el manto de sacerdote, esconde la fulgente lámpara de la Divina Luz de la Verdad; y lleva en sí mismo el bastón de siete nudos, que le confiere al Iniciado el conocimiento del Gran Arcano”. Así hablaba Estanislao de Guaita, para decirnos que, solamente aislándonos en la Ciencia y en la Pureza, es cómo podemos adquirir las virtudes del Sabio, de aquel que sin ambages vive del Amor, en el Amor y para el Amor. Ese Amor del Alma que el Kabalista insigne nos concreta maravillosamente en esta triada solemne: Sensibilidad, Ternura y Bella Imaginación. Nos dice el Maestro, que el cultivo de la Imaginación Creadora es el cultivo del Alma; cuando la Imaginación es vinculada al cuerpo, da potencia mental; y cuando se vincula al espíritu, se dinamiza el Divino potencial del Amor, que como todos vosotros sabéis, es el factor determinante del verdadero progreso en la senda infinita de la Evolución. Hermanas y Hermanos: En esta fecha equinoccial, tiempo propicio para darle un definitivo impulso a nuestro trabajo interno de actualización de nuestras divinas potencialidades, os invito cariñosamente a que trabajemos para convertirnos en expertos Jardineros del Alma, siendo cultores de la Divina Sensibilidad, exaltando nuestra Imaginación Creadora mediante aquella plenitud imaginal, que como reflejos de gloria encantan siempre nuestra vida, cuando contemplamos la Belleza y Armonía que por doquier nos depara la Divina Naturaleza. Para armonizarnos con ella, tradicionalmente y desde tiempos inmemoriales, los Rosacruces han venido celebrando con solemnidad, tanto los pasajes solsticiales como el dinámico equinoccio de la Primavera; nos corresponde pues, siguiendo la tradición, celebrar este equinoccio que es el Equinoccio de la plenitud Solar, el Equinoccio de la Plenitud Crística, plenitud de fuerza de armonía y de paz, que debemos aprovechar al máximo como que es la más preciosa dádiva que nos da la vida, para hacer que el Espíritu Cristo despierte, resurja, en la interioridad de nuestro Ser. Vamos pues, en consecuencia, a efectuar el Divino Ritual Gnóstico dejado hace más de 2.000 años por el Señor Jesús, con el fin de que no olvidemos nunca los Misterios Gnósticos, que en estos momentos se manifiestan al corazón del espiritualista, en el sentido de que la Energía Lógica o Crística nos es más asequible, tanto para hacer posible nuestro progreso espiritual, como la perpetuación de la vida en todo cuanto ha sido, es y será. MJGC

¡Oh! Minerva Mundi, !Oh! Alma de Mundo. ¡Oh! Divina Feminidad Universal, Gran Madre de todo lo Creado, Tú que completas y haces parte de la balanza que hizo posible la existencia de todas las virtudes, la Inteligencia y la Sabiduría, la Misericordia y el Rigor, la Belleza y Benevolencia, el mundo y la Humanidad, que hiciste posible que todos nosotros existamos, y te reconociéramos como lo más esplendoroso y benevolente del Universo, sin ti nada es posible, tu que eres la madre de los Sabios, Maestros y adeptos que encontraron la vía hacia ti y la siguieron, Cómo poder sentirte Divino Destello Universal, y concebir tu Divina presencia, Como llegar a ti efluvio de Divino placer, presencia del cielo lejano en la interioridad de nuestro ser, Rosa Dorada de Divinos Destellos, Flor de refulgentes pétalos dicha majestuosa de eternal Verdad. Madre de los mil pechos de necesidad, Rosa Mística Una con el Padre, y profusa con el hijo, Dicha inclemente, Suspiro Glorioso, Sol Dorado de brillantes rayos, consuelo de las humanidades, Posibilidad de crecimiento Espiritual, Madre de Soles y Universos, como también del infusorio, tú que conduces el vuelo de las aves migratoria y el vuelo zigzagueante de las bellas mariposas, y haces brincar el potro relinchante, conduces las bridas creadoras de los jóvenes enamorados y haces presencia en los brillantes ojos de los niños, tú que eres una con todas las cosas y todos los seres; se propicia con nosotros para recibir tu santo advenimiento, Mariposa Divina, Que siempre sintamos tu presencia, tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria por toda la Eternidad en nuestros Corazones. R:.C:.

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